martes, 22 de octubre de 2013

Mensajes

-Tú fuiste el que cambió todos los planes Rafa.
Hace algunas semanas restauré mi teléfono viejo con un backup de hace un par de años. Todo parecía normal hasta que traté de activarle el Whatsapp ayer. Encontré un puñado de conversaciones donde lo que escribía desnudaba mi pensamiento ¿en qué momento me atrofié? 

Yo solía ser sincero, solía mostrar mis sentimientos, solía ser un caballero inseguro y preocupado. No entiendo cómo soy la persona que me domina ¿en qué momento cambié mi personalidad, mis impulsos y mis 'te quiero'?

Ya no sé ni lo que soy, pareciera que cambié mis actitudes en tan solo unos segundos. La vida te quita y te da y premia a los más pacientes, quién pensaría que desarrollaría la paciencia en la batalla de cortejar, quién pensaría que yo me volvería este ser machista y arriesgado, que solo tiene destellos esporádicos del hombre que algún día fue.


¿Dónde esconder tanta indiferencia?

jueves, 17 de octubre de 2013

What are you?

Where have you gone? Where is your spirit? You've left my life without having the courtesy of saying goodbye. Where can I hide all these questions? Who can fill in all the blanks?

I know you still exist but I don't think I remember you anymore. You are no longer a person. You might exist, but to me you're no more than symbols from the past. You are a movie ticket, you are a picture with a caption, you are a coffee cup holder with a message and a drawing. I regret burning the rest of you. I wish I still had more of you to use every time nostalgia kidnaps me.

"You were late, you missed your morning coffee. I love you anyway".

sábado, 20 de julio de 2013

Per a la dona del tren

Un boleto de tren con el mismo número pero letras diferentes, un miedo al fracaso que han dejado otros amores y un cretino acanallado de aretes como argolla de llavero que se sentó a tu lado porque yo no tuve el valor (y porque mi asiento estaba a dos del tuyo). De trenza en el pelo y manillas en las manos, pantalones de verano y audífonos blancos en los oídos. Te veo pasar, mordiéndote los alrededores de las uñas como pensando en aquel amor que dejaste atrás, pero que va contigo como equipaje por donde vayas.

Seguramente vives en una casa de Catalunya, con ventanas pequeñas y un perchero bajito donde cuelgas ese sombrero que tiene rosas pegadas con cola industrial.  Hay días que me pregunto qué hace alguien como tú viajando a Madrid, ¿qué se te ha perdido en Madrid? Pero no lo sé, y seguramente tampoco lo sabes tú.

Si me hubiera tocado en el asiento de al lado, te hubiera compartido mi sándwich, tú responderías con una sonrisa y le darías un mordisco con la boca medio abierta. Yo te haría reír, como siempre que me pongo nervioso y entre risa y risa nos hubiéramos conocido muy bien.

Quizás serías un amor de una tarde en los ferrocarriles, desembocando en un beso al final de tu trayecto. O quizás serías el amor de mi vida, y tendríamos dos hijos y tres nietos, y una casa de ventanas pequeñas y percheros bajitos, pero nunca lo sabremos porque el destino nos puso cerca, pero no lo suficiente.

Quizás eras el camino a la felicidad, pero me conformo con mirarte a un par de metros, mientras quizás tú te preguntas lo mismo sobre aquel cretino de barba y sombrero (parecido al tuyo) al que la compañía de trenes le dejó el asiento que tenía que ser mío.

Tatuajes y eso

Thiago Messi nació este año, tuvo la suerte de ser el hijo del mejor jugador de fútbol, pero tardará unos años en darse cuenta. Su padre, aquel hombre tímido que mueve una pelota por allá en España, le hace honor al pequeño Thiago tatuándose sus pequeñas manos en la pierna izquierda, su pierna buena.


Estoy sentado y me pregunto, ¿por qué mi padre no se tatuó mi cara en la pierna, o en el brazo? ¿Significa esto que mi padre no me quiere como Leo a Thiago? ¿Es el tatuaje la mejor manera de demostrar el amor hacia alguien, o algo?


Esta amiga que tengo consiguió un perro hace un par de años, con la mala suerte que, tras año y medio, su pequeño amigo fue arrollado por un carro a un par de calles de su casa. Ahora mi amiga lo lleva con cariño en su piel, pero no metafóricamente. Se tatuó una huella y un nombre en la espalda. El hombre promedio vive 85 años, y en un futuro se espera que este número aumente hasta acercarse al centenario. Ahora, esta persona llevará hasta el día de su muerte el recuerdo de un actor de reparto que probablemente sólo estuvo presente en el 1.5 por ciento de dicha existencia.


Dicen que los tatuajes son la manera de hacer arte en el cuerpo, disculpen la incertidumbre, pero ¿es esa la mejor manera de dejar un legado, de brindar un homenaje, de demostrar que se quiere? Antonio, un conocido, se pintó en el cuerpo un carrete de cine porque es apasionado por las películas y porque estudia para inventarse sus propios largometrajes. Como yo lo veo, prefiere pintarse la industria del cine en el cuerpo que escribir su nombre en la historia del cine.


La gente está tan desesperada por marcar su cuerpo, por sentirse diferente, por figurar y ser interesante, que se dejan de las cosas más estúpidas. Yo no sé qué lo mueve a usted, ni soy nadie para decirle qué hacer con su vida, pero la próxima vez que esté con su tatuador de cabecera pregúntese muy bien, ¿se puede comprometer a aquel dibujo o aquellas palabras por el resto de su vida? ¿Es un tatuaje mejor homenaje que el cariño, el respeto y el buen ejemplo? Su cuerpo es el vehículo que mueve su conciencia, piénselo dos veces antes de rayarlo porque sí.

Es mejor que deje de dar ejemplos, o me van a matar los dueños de los tatuajes. Por ahora me retiro para llamar a mis papás. Necesito preguntarles por qué no se tatuaron mi cara en las nalgas.

No te extraño

Hola,

Hoy es uno de esos días en los que no solo soy yo sino que soy los dos. Todo lo que escucho me recuerda tu nombre y las canciones en mi cabeza no ayudan demasiado. Hoy encontré esa foto de los dos que tanto te gustaba y esa carta que le escribí a alguien más cuando debía estar pensando en ti. Ya no te extraño, pero a veces me pregunto a mí mismo por ti. Si tan solo no fuera tan egoísta, si tan solo no fueras tan diferente…

Uno de esos días, te repito, de esos que tú y yo sabemos que me fumo a veces, me fumo tu recuerdo y la nicotina regada que me dejaron tus besos. Ya no te extraño, solo que hay días que le pregunto a todos por ti. No creo que lo sepas pero me asesina que ya no hablemos, me destruye el organismo tu indiferencia. A veces me pregunto qué habría sido, entonces recuerdo que me han dicho que no vale la pena hacerlo, y me pregunto qué es. Para ti es fácil, lo tienes a él, yo no creo en nada y a menudo junto el antes, el ahora, el después.

No recuerdo bien si te lo dije, pero no te extraño, es solo que a veces me hace falta tu sonrisa, y esa mueca que hacías para hacerme sonreír también.  Algún día te darás cuenta (¿o me daré cuenta yo?) que yo era el que es, pero mañana puede llover entonces seguiré el sol. No quiero sonar triste ni nada, no te preocupes por eso, recuerda que igual no te extraño.

Rafael

Perdón lo fastidioso con “Juli”, yo sé que ni yo me aguanto, pero uno escribe de lo que le salga…

Una carta para Juli

La otra Juli vive en otra ciudad, tiene el mismo nombre pero distinta personalidad. Con esta Juli, al igual que con la primera, no pude dejar de mirarla, me sucede pocas veces que una sola persona atraiga toda mi atención. 

La nueva Juli es más parecida a mí, estudia algo parecido y escucha cosas similares. Aquella Juli no eres tú, pero cómo quisiera que fueras. 


Desearía que nunca te hubieras ido, que nunca me hubieras cambiado por alguien más parecido a ti. Espero que te complazca, que te sonría y que te haga suspirar. No tengo otra cosa que desearte Juli, si no que seas feliz, que él te haga feliz, porque conmigo la felicidad es efímera. 


Ya sé que puedo hablarle a la otra Juli, que no eres tú pero se llama parecido, seguramente no seré feliz, pero vamos, no he conocido a nadie realmente feliz. 


Me despido Juli, y como te digo cuando me paso de tristezas. Háblame un día de estos ¿sí? 


El nombre de Juli ha sido cambiado por motivos personales. No te llamas Juli.

Busco

Busco una mujer que sepa lo que quiere, que escuche música vieja y que no crea en dios pero crea en el amor.

Busco una mujer que consienta mi pelo mientras compartimos la respiración, que doble mis camisetas porque a mí no me quedan bien. Busco una mujer que me quite el aliento cada vez que la vea de lejos, que sepa abrazar a quien lo merezca y que bese despacio sin llevar la batuta ni dejarla llevar.

Busco una mujer que entienda qué es el fuera de lugar y que se vuelva loca celebrando los goles. Una mujer que me ame por lo que amo, que se sepa dejar querer, que se quiera a sí misma. Busco una mujer que llore al oír Hey Jude y que no considere que Twilight es el mejor libro que ha leído.

Una que ame El amor en los tiempos del cólera, que cante Canción para mi muerte a grito herido.

Que se ría de mis chistes, que me bese en las mañanas. Que disfrute del café y que sepa tomarse un trago. Busco una mujer que se pueda emborrachar conmigo y que pueda abrazar cuando llora.

Busco una mujer que no se maquille a diario, una mujer que ame los Beatles y que sepa apreciar lo mejor de cada ritmo. Una mujer que conozca de historia, que pueda tener conversaciones que no incluyan el clima y que pueda pasar la noche entera sin mirar el reloj.

Busco una mujer que me acepte por lo que soy, que tranquilice mis pataletas y se meta en mis sueños. Busco una mujer que me haga sonreír cada vez que diga su nombre. Busco una mujer que ame el cine y ame la buena lectura.

Una mujer que se vista con vestidos de flores en el verano. Quiero una mujer que sepa de cultura y de países pero que quiera el suyo a pesar de que es un pozo de  lástimas.

Busco una mujer que trasnoche conmigo, "que cocine guisos de madre, postres de abuela y torres de caramelo".


Escrito oyendo Pink Floyd y Sui Generis.